Mirador Bandurrias
Un circuito cercano a la ciudad, que recorre tierras de la comunidad mapuche, por un bosque de robles y con hermosas vistas panorámicas, hasta acceder a una pequeña playa escondida sobre el lago Lácar
La senda parte detrás de la planta de tratamiento de efluentes, al final de la calle Juez del Valle, en el área de la Costanera del lago Lácar
Una tranquera le indicará que está ingresando en tierras de la comunidad mapuche; el camino es ancho, y se origina en un frustrado proyecto vial hacia la frontera. Unos metros más y se trunca contra la roca, convirtiéndose en una senda peatonal que ingresa en el bosque.
La marcha continúa en ascenso, y hay que estar atento porque se abren numerosas huellas entre los árboles. Sugerimos, en caso de duda, optar siempre por la que esté a la derecha y en subida. La razón es simple: un pequeño desvío a la izquierda lo obligará a enfrentarse con un acantilado, en cambio –como en la parte alta pasa el camino vehicular- desviarse sólo implicará llegar más rápido a la ruta, debiendo continuar por ésta hacia el mirador.
Los cipreses, colonizadores originarios del lugar, se asocian con otras especies como radal, roble y coihue para darle fisonomía al bosque circundante, ubicado en una ladera de menor exposición al sol que la de enfrente (mirador Arrayán).
El Mirador Bandurrias
Finalmente, la senda asoma al camino principal que viene desde la derecha; al frente encontrará un puesto de artesanías y una casilla de cobro del acceso a la comunidad mapuche, en caso que quiera continuar hacia el sector de La Islita.
Usted debe tomar a la izquierda, ascendiendo lentamente por una pendiente suave que lo conducirá a la parte más alta del mirador, que no es otra cosa que un monumental promontorio rocoso avanzando sobre el paisaje circundante. A la izquierda, la ciudad de San Martín de los Andes se despliega mostrando su imparable crecimiento sobre las laderas y el valle; debajo el muelle y la cicatriz de la ruta partiendo la ladera (ruta nacional 234, “De los Siete Lagos”); y por detrás asoma el cerro Chapelco.
Un centenar de metros a la derecha, de cara al viento, se extiende otra vista panorámica excepcional que abarca el cerro Abanico, las playas de Catritre y Quila Quina, y todo el lago Lácar en su discurrir hacia el océano Pacífico.
La Islita
Vale la pena continuar el paseo hasta La Islita. Demanda media hora más de caminata y permite acceder a una pequeña playa de arena blanca y una isla rocosa a la que se puede llegar nadando unos pocos metros.
Regrese desde el mirador hasta a barrera de acceso. El camino vehicular, a la izquierda, desciende hasta la escuelita rural del paraje y luego transita entre viviendas de los pobladores del lugar, mapuches en su mayoría, que se dedican a la venta de mercaderías, frutas finas y comidas.El desvío que conduce al sector de La Islita está señalizado, y se encuentra un par de kilómetros más adelante, a la izquierda.
Existe la posibilidad del acampe en un área de guindos silvestres, pero es necesario solicitar permiso a los pobladores del lugar.